martes, 9 de diciembre de 2008

POR SI TE FALLAN LOS BUENOS DESEOS DE LA NAVIDAD

Voy a suponer que el día no está gris.
Voy a atar las nubes para que no se vuelen, y así te den la sensación de mullido colchón, por si caes que no sientas dolor ni se rompan tus ilusiones.
Arrojaré mariposas al cielo para que al mirarlas pongan en tu labios cien sonrisas que vuelvan a iluminar de nuevo tus días, esos que pasaron con más pena que gloria y que no supistes olvidar.
Buscaré en los mares un pez volador para que te subas en él cuando sientas que caes en la soledad, en el desanimo, en la intolerancia tan tolerada por los que ya se les olvidó jugar al un dos tres...pollito inglés. Un pez volador fiel, amigo, porque siempre te llevará de nuevo al cielo... sí, allí entre las mismas nubes que yo até para tí.
Y por último deseo que tires el paraguas que a veces te protege, no por malo o por inutil, tampoco para que deje de protegerte, sino para que aprendas a acurrucarte en los brazos y en los sueños de los que sabes que te quieren, y sepas acudir a ellos cada vez que te sientas desinflado como el blogo que atado a la cuerda flota, sin saber que lo hace, entre el techo y el rincón más oscuro del alma.
Con esta fórmula mágica verás que ya no existen más días grises, y que el espíritu de la Navidad se transforma en sonrisa, en sonrisa de acor iris capaz de iluminar cada uno de tus deseos.