domingo, 8 de febrero de 2009

SAN VALENTIN. AMOR.



Viene el horizonte cargado de lluvia y tu mano se coge de la mía reclamando una mirada y cien silencios. El silencio es sigiloso en sus caminos, mudo como la madera que arde, callado como el humo que asciende creyéndose yedra trepadora de los muros y las paredes del aire. El horizonte viene a nuestras manos con el recuerdo de instantes lejanos, con el susurro de esas palabras que al ser oídas provocan una leve sonrisa que enmascara los labios, que pone sonrojo tibio en las mejillas… Hoy, día de San Valentín, crecen corazones rojos a la vuelta de cualquier esquina, se regala lo que por la navidad quedó olvidado, lo que hubo que dejar en el escaparate por falta de presupuesto, lo que no nos atrevimos a regalar por temor al que dirán de hijos, padre, hermanos… Hoy un corazón envuelto en papel de regalo, con un lazo rojo, con un beso como etiqueta, con un arco y mil flechas clavándose en los cuatro puntos cardinales de una ofrenda que se torna recuerdo o frase que te devuelve el sonrojo y la leve sonrisa escondida entre los dos labios.

Cuentan los corazones rojos que ya no se escriben cartas los amantes, que ya el viento del amor no se enredan entre las espinas de los rosales, que hormiguea el desamor porque anda el mundo lleno de gente que no cree que la levedad de un instante perdura mas que la eternidad de los silencios. Y ríen los rojos corazones porque saben que los dados de Dios están trucados, que siempre salen ases en el tapete verde de la vida del enamorado.

Dia de san Valentín, hoy se mezcla lo cotidiano con lo inesperado.

Cuentan los corazones rojos, y se equivocan, que ya no se intercambian cartas y poemas los amantes… todavía tiene significado la palabra pasión y en las esquinas y es posible entrever a medianoche la húmedad del amor en los cristales empañados de un coche.

El amor renueva nuestros ajuares, los sueños con los que nos despertamos, los disfraces que a cada instante nos ponemos para no ser descubiertos… el amor no tiñe color de su piel y recompone sus rompecabezas como le viene en gana; alterna aquí y allá, luces y sombras, fanfarrias y silencios, velorios y quimeras, el frío de la nieve con el calor de las ascuas, lo azaroso y lo que está previsto que suceda… por eso nos parece tan extraño y tan esquivo.

Vine el horizonte cargado de lluvia, agua limpia de sonidos y silencios, agua que hila en seda parida de las crisálidas y las contradicciones de los mil dioses imposibles que crearon un mundo que no les necesita. Mil dioses que vestimos con túnicas blanquísimas y mantos dorados, que adornamos con diamantes de bisutería… con la trampa y el cartón que hay detrás de cualquier cosmogonía.

Hoy, día de San Valentín, que tu dios sea el amor, que encuentres una huella donde poner tu pie, una mano que te proteja de la lluvia, de cualquier lluvia, que tus sueños recorran los caminos encantados de la serpenteante flecha disparada por un cupido ciego… que encuentres la escusa perfecta para decir “te quiero” sin temor a que tus labios dibujen una sonrisa y en los espejos del alma veas el rubor de a quien va dirigida tu ofrenda.

Feliz Semana de San Valentín.