miércoles, 29 de abril de 2009

!QUE LARGOS SON LOS CAMINOS!


Son largos los caminos, son como los días vividos a la sombra del ciprés… sombra larga como una lanza que sin querer detiene en sus orillas el tiempo vivido y pone límites al que se ha de vivir.
Son largos los caminos, son como el surco de sal que la ola va dejando antes de dejar de ser mar para hacerse arena… son como el rastro fugaz de la estrella que en las noches de verano siembra inquietud en el cielo.
Son largos los caminos y la vida, y más cuando la vida es el camino. La vida que sube y que baja, que te lleva al cielo o te hace preso del purgatorio de los recuerdos, de los desengaños, de los deseos que se quedaron como las amapolas del camino, desojadas, mustias…esparciendo sus lágrimas rojas hechas pétalos en el aire anunciador del ángel de las tormentas.
Largos, muy largos los sueños que huyendo de las madrugadas se tornaron pesadillas porque en realidad eran deseos encendidos de sexo inacabado, de besos furtivos, de caricias olvidadas en las palmas de las manos… de un te quiero no sentido, de un suspiro fingido, de un lo siento… no sigas.
Largos los días y más largas las noches en las que hay que anteponer las ocupaciones cotidianas a la miseria de no aceptar lo que se es, lo que los demás saben, lo que jamás puede contarse…miseria de años esperando un beso.
Son largos los caminos y los riachuelos hasta que sus sapos llegan al mar... son tan largos que hasta los príncipes “desencantados” se ríen de ellos sin saber que todo está escrito y ordenado y que incluso los sapos saben cantar flamenco, como dirían “ella baila sola”… Que triste ser actor minuto tras minuto, siempre recordando el papel…y cuando lo olvidas, te das cuenta que los caminos son largos, que nunca te llevan y que siempre terminan en un lugar desconocido.
Es el tiempo que empleamos andando, que es todo el tiempo, el que nos lleva y nos trae, el que nos hace estar sereno y el que nos agita como el junco en el estanque, como la caña en el lodazal, el que nos hace sentir que desperdiciamos momentos y más momentos en querer entender el comportamiento propio y ajeno. Últimamente no tengo tiempo… estoy saturado de dimes y diretes, de intrigas y mentiras que, como trampas para osos, alguien sembró en mi camino… pero es igual… no siento, solo presiento que cuando los cerdos coman perlas y la nieve conquiste la orilla del Genil, el cazador de sexo fortuito y fácil, será la primera perla que engulla cualquier cerdo, y sucederá a la vista de muchos, de muchos que fueron engañados por la aparente inocencia de cazador… todos los cazadores –y más los furtivos- tienen el alma y el comportamiento de inocentes y saben justificarse como tales…”fue en defensa propia”… ¡Que largos son los caminos!