martes, 12 de mayo de 2009

CUANDO SUFREN LAS LUCIERNAGAS


Me llegó el dolor al mismo tiempo que de mis bolsillos se escapaban las luciérnagas, el aire se tornó en una fuente de luces. Sabía que de las luces siempre nacen sombras y de los sufrimientos esperanzas. A las luciérnagas les duele la luz, sus ojos se ciegan y sus pequeñas alas se hacen transparentes. A los sufrimientos la esperanza le pone luz y alas de luciérnaga.

Tengo entre mis dedos la lluvia y la niebla, y en el pecho la luz repicando la campana de los recuerdos… No me dejo llevar, insisto el color se torna limpio perfume, cristalino olor a flor azul de romero… se me va la vida, o la dejo ir, imaginándome el mar, el vuelo de la sal, la magia de la arena esculpiendo veredas doradas, el arte de la brisa acercando el agua hecha ola… palabras, risas, palabras del sol y risas de la luna…música que sufre, agua que grita, aire que truena, yo inundándome de mi…y sin darme cuenta vuelven las luciérnagas a mis bolsillos y el dolor, como cometa enredada en su cola de lazos y cuerdas, se hace sufrimiento, un sufrimiento vagabundo que sin saberlo recorre solitarios caminos.

Me llegó el dolor, es el mismo que el que sienten los eremitas, cuando con alambres de estaño y plata zurcen al manto de cualquier Virgen sin nombre, el agua y las perlas, los trocitos de carey y cadenitas de oro… y sienten miedo al pensar que sus manos no son dignas de tocar el cielo.

Luego, mi dolor, se hará cómplice del silencio, y el silencio acercará las distancias convirtiendo el miedo en lágrimas de luciérnagas, en lágrimas calladas, porque el equilibrio entre el sufrimiento y las mariposillas de luz…ya nada puedo hacer, pensar o sentir… sé que sus vuelos que dependen de aires imprecisos, y casi nunca favorables.

Aunque yo sé que aquellas mariposas, las que escapan y sin quererlo vuelven a mis bolsillos y tienen alas de niebla, seguirán volando siempre, aunque solo las vea en las orillas de mis silencio… aunque nunca las vea nadie, ni nadie se tiña de sus colores, estarán, siempre, siempre, siempre batiendo alas por encima de los sufrimientos.