jueves, 28 de mayo de 2009

Un cuento para ALBA,



Hace tiempo, mucho tiempo, los sentimientos buenos y los valores del hombre vivían en una isla. Era una isla ni grande ni pequeña, en medio de un mar que no tenía nombre y que no venía dibujada en los mapas. Era una isla que no tenía nombre y que debía parecerse mucho al paraíso. Era un lugar lleno de magia, todo era hermoso, todo florecía y se marchitaba a su tiempo; aquella pequeña isla estaba coronada por un cráter que hacía muchos años fue la boca de un volcán.
Allí, en aquel lugar maravilloso vivía el Buen Humor, la Tristeza, la Sabiduría, la Felicidad, la Esperanza, la Simpatía, la Fortuna…y muchos más… incluso el Amor tenía allí su casa con paredes hechas de caricias y el tejado de besos.Un día, la voz del Futuro Feliz anunció a todos los habitantes, a los sentimientos y alos buenos valores, que la isla estaba en peligro, que el viejo volcán estaba despertando de su sueño de tranquilidad, y que cuando abriera sus ojos por ellos saldría lava incandescente, y que su boca al abrirse, cuando se desperezara, vomitaría humo y fuego…

Los sentimientos se alarmaron mucho, y corriendo se dispusieron a preparar sus barcos para trasladarse a otra isla que no tuviera volcán. Todos salieron corriendo y comenzaron su viaje, menos el Amor. Sí, el Amor se quedó solo, parecía como si no se creyera lo del volcán, tenía fe en que continuaría dormido. El Amor es paciente cuando tiene que serlo…así que decidió que no se marcharía hasta que no viera salir el humo por la boca del volcán.

El volcán despertó, y comenzó a rugir y a lanzar humo de colores y cenizas de caramelo... la isla estaba a punto de hundirse, la isla se llenó de oscuridad, de truenos y de relámpagos. y fue entonces cuando el Amor decidió pedir ayuda para marcharse también de la isla.

La Riqueza pasó cerca del Amor en una barca lujosísima, sus remos eran del más fino cristal, y sus timón del más noble de los metales.
" ¡Riqueza…! ¿me puedes llevar contigo?"
- No, no puedo porque tengo mucho oro y plata dentro de mi barca y no hay lugar para ti, lo siento.

Entonces el Amor, alzando su voz, decidió pedirle ayuda al Orgullo:
"!Orgullo…!, te ruego… ¿puedes llevarme contigo?
-No, no puedo llevarte Amor, respondió el Orgullo: - Aquí todo es perfecto, podrías arruinar mi barca y… ¿Cómo quedaría mi reputación?

Entonces el Amor dijo a la Tristeza que se estaba acercando:
"Tristeza te lo pido, déjame ir contigo".
- No Amor… respondió la tristeza. - Estoy tan triste que necesito estar sola.
Al rato fue el Buen Humor el que pasó frente al Amor, pero estaba tan contento que no escucho que lo estaba llamando.

El Amor estaba desesperado, nervioso, angustiado… ya pensaba que se hundiría con la isla, y que aquel mar, que no tenía nombre, lo inundaría de agua salada y de sirenas mentirosas.

De repente una voz dijo:

"Ven Amor te llevo conmigo".
El Amor miró a ver quien le hablaba y vio a una persona mayor, encorvada, su voz era débil al igual que su barca; sus manos temblorosas, y sus movimientos lentos…
El Amor se sintió tan contento y lleno de gozo que se le olvidó preguntarle que quien era o que como se llamaba.

Cuando llegaron a tierra firme, la barca de aquella persona desapareció entre la niebla que la noche le regala al día justo antes de amanecer.

El Amor queriendo saber de quién era la barca que le había salvado se lo pregunto al Saber.

"Saber, ¿puedes decirme quien era el que con su barca me ayudo?".
-"Ha sido el Tiempo", respondió el Saber, con voz serena.
-¿El Tiempo?... se preguntó el Amor, ¿Por qué será que el Tiempo me ha ayudado?
Y el Saber le respondió:

“Porque solo el Tiempo es capaz de comprender lo importante que es el Amor en la vida”.