Erase una vez el mundo al revés:
Un papá, una mamá y un niño que se sentían mal porque todos sus vecinos, nuevos habitantes del barrio del Arco Iris, les miraban raro.
¿Qué les hemos hecho, papa? –se preguntaba el inocente hijo-.
Nada, Miguel, tan solo es que somos diferentes.
¿No te has fijado que ellos son dos papás y dos mamás, del mismo sexo?
Dicen que somos un mal ejemplo para este barrio, y no entiendo porqué.
Y entonces Miguel, se prometió que de mayor se tendría que casar con otro hombre porque no quería estar mal en ese barrio y que, si se casaba con una mujer, se tendría que esconder y vivir en otro barrio diferente, buscar un mundo en el que nunca le miraran raro por ser feliz.
Y colorín colorado, este microcuento se ha acabado.