martes, 17 de noviembre de 2009

JOVEN EMIGRANTE, AL PARECER PROSTITUTA, ES ENCONTRADA MUERTA EN.....



Muy de mañana fuiste niña, una niña con sueños de luna; con tus dedos, niña, mezclabas las sombras y los deseos escondidos en el viento. Fuiste, a media mañana, suspiro, amor y fracaso de ángeles marchitadores de rosas y el territorio donde flores sin capullos ni promesas se llenan de pistilos que endulzan tu espera.

Hoy, niña, que llegas a la tarde y te haces casi mujer, quiero modelar tu cintura de barro, llenar tus huecos de agua y vida, dibujarte convertida en ola de sal y soplo de mar. Hoy, por la tarde te das a la fuga niña sin luces, y te pierdes en las lindes del desamor... te vas convirtiendo en roca, en ascua que no deja rescoldos, en dolor, en el vuelo nervioso y furtivo de murciélagos sin noches, en el olvido de las lágrimas con la que llenas tus heridas; te haces carne de cama y te abandonas en el verde de un sudor de contrabando pagado por alguna visa sin fondos.

Hoy quiero decirte, niña, que no encontré la luna donde la pusiste al despertar, que te estuve buscando en la despensa de las horas muertas, que olvidé las palabras que me hacen sentirte, y que tuve miedo de tu silencio apagado por las primeras horas de la tarde. Hoy niña, que la noche pone color a tus ojos y tu sonrisa de hada se oculta dibujándose en las esquinas, o debajo de una farola del arcén de una carretera perdida, me duele tu vida y mucho más tus sueños.

Hoy querría decirte, niña, -aunque ya no puedas escucharme nunca- que he aprendido a casi odiar a quien te arrancó de tu familia, de tu pueblo, de tu luna pobre –pero luna al fin y al cabo- y te trajo a la luz del neón, te disfrazó con faldas imposibles, botas altas, pelo calzado y tacón asesino. Hoy, cuando a la vez es mañana tarde y noche, quiero derribar el muro de la ambición, la pared donde grafitis secan su alma de tinta a la luz del callejón, y, la silueta negra de un proxeneta vaga contando el tiempo y el dinero, los billetes y las monedas, apuntando matriculas de los coches de los clientes, mirando sin mirar si en tu inclinación sobre la ventanilla del coche enseñas o no tus senos… que es capaz de afilar su navaja en el adoquín frío y duro del chantaje, que pone en tus manos papelitos de plata y te dice que envuelven los sueños, que te sopla en tu cuello melodías donde suprime la música por el tilín tilín tenue de cascabeles… te convierte en animal, en mascota sumisa…en niña sin luna.

Quiero decirte hoy -niña de luna menguante- aunque no me escuches, que yo también siento miedo de mi luna decreciente, ahora mi blanco se va volviendo gris en el horizonte, y he aprendido que la vida es tan sólo un segundo imperfecto para recibir caricias. Sí, déjame decirte que el sabor de tus recuerdos de niña con luna precisan de tu voz, de tu grito, de tu fuerza y la de todas las niñas-lunas bronceadas con luces de neón, para callar los cascabeles de los hombres-sombras que dividen tu vida imponiendo su fuerza a tu corazón y su puño a tu libertad.