martes, 12 de abril de 2011

DE REGRESO... ESPERO QUE POR MUCHO TIEMPO.

Te estoy escribiendo, y tú, me estás leyendo.

Esperas que comience con una historia ingeniosa, con un poema en gris o con algún comentario de esos que brotan desde la fantasía o la sinrazón; quizás estes buscando que estas líneas contengan un estilo impecable, que sean literariamente perfectas... tanto como mi respeto hacia ti.

Pero, en esta ocasión, no hay historia, ni tan siquiera interés.

Sólo el comienzo de una conversación entre mis mudas palabras y tus pensamientos... que ya se estarán formando una opinión sobre lo que llevas leído.

¿Qué busco? Normalmente, mi objetivo sería distraerte, comunicarme contigo y hacerte pasar un buen rato con un cuento, con una historia o con algún pensamiento.

Si me lees a menudo, ya sabrás, que yo no soy de filosofías profundas ni reflexiones con cátedra, sino que el alma se me va en mascullar cuentos transcendentales o poemas desiertos en los que no hay más objetivo que soñar despierto; que olvidarse del minutero por un momento.

Pero ahora te robo el tiempo porque estoy en blanco desde hace ya mas de cinco meses, y te echo de menos. Noto que me apago, que me muero… y eso me asusta lo justo para desanimarme a no seguir intentando ser un eco en tus pensamientos. En los tuyos, sí. ¿Dónde si no habitan mis quimeras? Si no me lees, yo desaparezco.

Ahora comprendo que el lugar privilegiado es en el que estás tú y no el mío, desde luego. Pero si no hubiese quien baje hasta aquí, si no hay quien sacrifique su tiempo, su sudor… ¿qué sería de los que necesitamos al amigo, al escritor, al loco parlanchín... para enriquecer nuestras vidas?...Quedaríamos exiliados de las palabras. Huérfanos del ayer. Lisiados sin el cálido hálito de los sueños.

Espero que no llegue el día en el que ni la gente mediocre, como un servidor, deje de escribir, de compartir anhelos y recuerdos. Paso a paso. Palabra a palabra. Sueño a sueño.