miércoles, 28 de septiembre de 2011

CON TU RECUERDO.





En estos días se cumple un año "del nacimiento a la luz" de mi madre. Su ausencia se ha dejado notar en lo cotidiano y en lo extraordinario. Estoy seguro que desde el infinito ella  ha permanecido a nuestro lado riendo y sufriendo... como siempre. Desde aquí, para ella mi recuerdo, y estoy seguro, que el de los que en vida la quisimos y ahora la recordamos.


Hoy, después de un año, aún puedo sentir el escozor de la sal en mi corazón, y una triste angustia continua enredando mis recuerdos, que, son tantos, que no bastan instantes, ni momentos, ni minutos, ni horas ni días... ni tan siquiera un año para poder olvidar cuando en silencio, sin querer ser notada, sin molestar tu vida se fue haciendo despedida y ausencia... y naciste a la luz.

No puedo dejar de sentirme tristemente feliz, es como sentir la felicidad y la desazón a la vez, es poner al día los recuerdos y hacerlos tan presentes como el anhelo de que tu vida haya supuesto el  renacer a otra dimensión, en otros verdaderos y eternos paraísos.
Tengo la certeza de que tu vuelo ha sido largo, tanto como atravesar la distancia que separa la sombra de la luz, estoy seguro que en tu reencuentro con los que antes que tu ya se hicieron luz y amor, eres plenamente feliz, aún , con la añoranza de los que nos quedamos aquí. 

Tu sabes, porque ahora nada se te oculta, en en mi corazón no solo está tu recuerdo sino que también quedaron tatuadas esas caricias que tus manos de madre supieron dibujar en mi cuerpo y en mi alma, que en mi corazón caben todas tus sonrisas, todos tus consejos, todos tus sufrimientos e incertidumbres. Tu sabes madre, que soy capaz de detener el tiempo para hacerte presente en la luz del sol o en el brillo fugaz de una estrella nerviosa y viajera, o en el amarillo de la flor y de las cintas que en el olivo juegan a atar al viento,  que soy capaz de extender mis manos para que mis dedos toquen al silencio y lo transformen en música de colores. 
Tu sabes, madre, que en mí se ha quedado algo tuyo, que olvidaste llevar contigo el color de tu alma y los sueños que prometí hacerlos realidad por ti. Hoy, madre, después de un año, el hilo de seda que siempre nos unió permanece intacto, con él sigo tejiendo ilusiones y días venideros en los que no falte ni el pan ni el agua en mi mesa.

Allí donde estés: en la luz, en el aire, en el amarillo de la flor y de la cinta al viento, en el agua de la Rivera,  allí donde estés,  sé que escucharas a mi corazón decirte que te quiero. 


28 de Septiembre de 2011.