sábado, 17 de enero de 2009

LA SOMBRA.


Aquella persona miraba no se sabe a donde, estaba quieta parecía formar parte de la línea del horizonte. No era una persona ni triste ni alegre, no era ni alta ni baja…No sabría decir si era hombre o era mujer, si era adolescente o anciana… No, nunca supe si tenía un cuerpo de carne, como el tuyo o el mío, o si tenía un alma de viento como las gaviotas. Lo cierto es que aquella persona tenía una sombra larga y clara, era una sombra como de ciprés en el atardecer, parecida a la del alma cuando sueña con campos amarillos y tostados de tanto trigo…la del alma cuando es miga de pan. Era una sombra con limites difuminados, como pintada por tiza, era de contornos trazados por humo, inquietos, cambiantes, casi trasparentes… con orillas que se prolongaban hasta un infinito habitado por pequeños colibríes comedores de aire y pompas que encerraban espejitos brillantes.


Aquella persona tenía una sombra que dependía de la luz… como todas las sombras; y, mirándome, con la voz muda del silencio con el que hablan las miradas del corazón, me fue diciendo:
-¡Mira allí!... sobre aquella pared blanca…¿la ves?...
Si, es una sombra.
- Sí, una sombra…es tu sombra…
¿La mia?...pregunté un tanto desconcertado
- Si, tu sombra…¿Cómo la ves?
No la veo, sólo la presiento.
- Mira de nuevo, pero mira con los ojos cerrados…
Fue entonces cuando en la oscuridad de la pared preñada de negrura infinita comenzaron a brotar retazos de colores…era como un cuadro de Chagal que despacio, sin prisas, pausadamente se iba creando y los colores se matizaban…los oscuros abajo, los más claros arriba…sus contornos se afilaban…confundía los adjetivos…era como si no importarse llamar al agua abismo y al abismo aire…todo parecía como envuelto en un papel celofán mágico y cambiante de tono…por un momento no supe si lo que estaba no-viendo eran colores o música…
- ¿Te gusta tu sombra?
No lo sé…no la veo…solo la siento.


Fue entonces cuando aprendí que los sentimientos, las emociones, las sensaciones, lo no-visto…tiene sombra y que mi sombra, esa que casi puedo tocar y cuando lo consigo se hace pared o suelo…tiene encerrado cientos de colores, miles de tonos, millones de contornos…y estoy seguro que a tu sombra le sucede igual….prueba a mirarla con los ojos bien cerrados y si te encuentras a esa persona que mira no se sabe a donde, déjate llevar porque te enseñará que hasta tu sombra tiene su sombra.