El viento, inesperado, ausente y presente...
el viento en su eterno viaje
condenado a traer y llevar las nubes,
ha hacer bailar las hojas de los árboles,
a mecer las olas del mar,
a rizar con frio el futuro...
El viento que se hace aire,
el aire que vuela disfrazado de viento,
de brisa mañanera,
de ventisca de parque donde las hojas caidas bordan susurro,
de galerna marinera con faros temblones que señalan los límites de la tierra,
de huracán maldito que arranca los tejados del alma,
de corriente que pone frescor en el pensamiento y en el sueño,
de torbellino de cristales sin aristas,
espejo de ciclón,
dibujo de tromba,
tornado de pasión,
remolino de abejas comedoras de azúcar,
vendaval y pesadilla del miedo ejeno,
tifón, céfiro, ventarrón...
El viento trajo hasta mi orillas pájaros azules
que me recordaron el sabor y el olor
del agua rizada de mar.
