lunes, 22 de septiembre de 2008

CAMBIO DE ESTACION. LLEGÓ EL OTOÑO.

Según avanzo por los años me gusta más el otoño.
Ahora mismo el sol está cerniéndose entre las ramas y las hojas -que comienzan a amarillear- de la parra; es el último sol del verano, es el primer sol de otoño, y es un infinito placer sentirme iluminado por esta luz; es la mejor de todo el año porque llega más baja, menos dura, es una luz dulce que hace compañía, como si te pasara el brazo por la espalda.

Entra el otoño en el hemisferio Norte hoy lunes, a las cinco de la tarde, y entonces el día durará lo mismo en todo el mundo, doce horas de luz y doce de oscuridad. Hay pocas cosas que se igualen en el mundo, una de ellas es la luna, que vemos en la misma fase en todas partes, y otra la luz del equinoccio de primavera y del equinoccio de otoño. Sabios... sabios nuestros diseñadores de calendarios…los antiguos que en fiel intriga con los dioses hacian brotar meses y días del cuerno retorcido y sin fondo de la diosa fortuna…. siempre había y habrá algún dios a quien culpar de lo bueno y de lo malo...¿verdad?

En nuestro hemisferio nos toca el triste acortamiento del tiempo de luz, el reloj pierde tres minutos cada día, menguan sus manecillas, es como si se sometieran en Natur-House a una estricta dieta de choque, y por la mañana el sol tardara un minuto más cada día en desperezarse, y por las tardes le entrara prisa por soñar y se retirará a su imaginario aposento dos minutos antes cada día. Este acortamiento acelerado de los días es lo que más noto y me confunde…llega tan pronto la noche con su capa de sueños que tiendes a rodearte de dibujos con ninfas y hadas, duendes y gnomos que juegan con el caldero invisible donde nace y muere el arco iris.

Ahora mismo se oyen cantar a los pájaros de una manera más tímida. Frente a mi casa hay un campo recién arado, es el vuelta a empezar de la tierra que no descansa. La hierba todavía está sedienta de rocío; como todos los años por estas fechas una libélula viene, cuando el sol está en lo más alto, a sobrevolar el agua de la piscina, Nunca sé si es la misma, la de todos los comienzos de otoño o es su descendiente, sí, los insectos son como las aves que anidan siempre en el mismo árbol. Lo que están desapareciendo ya, menos mal, son las moscas, porque las moscas suelen dormir al raso, y las noches son ya más frías, pero aún así las que quedan sobrevuelan una y otras llamando nuestra atención, incordiando y haciendo que agitemos las manos en el aire como si se tratase de hacer señales en un nuevo dialecto de la lengua de signos.
Si no fuera porque ha amanecido más tarde, podría ser hoy un día de verano. Tiene el aire la bruma de los días soleados y la quietud de las vacaciones ya nublándose en el baúl de los recuerdos. Es otoño y el orden de la vida y de la cotidianeidad toma posesión tras un juramento ante las cortes generales de los años, los meses, los días, las horas…. Si todo quedara aquí, si no viniera la oscuridad, si siempre fuera el principio del otoño….