viernes, 9 de octubre de 2009

DESDE EL ESPEJO



Déjame mirarte,
mirarte sin que notes mi presencia,
mirarte desde lo mas alto,
desde las ventanas que lindan
con el azul y la nada,
aquí, rodeado de silenciosas ausencias
por temor a despertar el colibrí de tu alma.
Déjame mirarte,
presentir tus dedos dibujando caballitos de mar
en cada rincón del silencio,
tus manos bailando en el aire
al son de cítaras y arpas imaginarias,
tus pies saltando a la comba de las dulces olas...
Déjame mirarte,
ver tu cuerpo blanco, de tanta soledad,
renacer sobre el carmín de la amapola
y escuchar el latido de la tarde
antes de que la luna
recite sus poemas de lirios y de agua.
Solo un ruego:
déjame mirarte y llevarme
a la oscuridad blanca de mis sueños tu luz cegadora.