lunes, 14 de septiembre de 2015

Relato (TRAS LA VENTANA) Sexta mirada

En el circo, tan redondo como el cucurucho de un helado puesto boca abajo, hondeaban sus banderolas al aire entrecortado que a veces soplaba hacia Hornachos y otras hacia Bienvenida... En estos días de fiestas patronales los acontecimientos y eventos se suceden unos a otros, por la mañana carrera de galgos, luego de bicis, por la tarde los toros, después la función de circo, mas tarde el baile... De tal forma que no se hacen competencia entre sí, de esta manera el vecindario está entretenido y contento los tres días que dura El Cristo.

Las hermanas, Concha y Margarita, expectantes, observan desde la ventana como el entoldado de banderitas que cubre el cielo de la plaza, son de fino plástico, a prueba de chaparrón fortuito y de tormenta asustadiza, son largas cuerdas de las que cuelgan banderas de España, de Extremadura, de la Comunidad Europea y algunas intrusas de otros países. Ondean rozando el aire.  Antes, las banderitas, eran triangulares, de papel y en un mismo cordel las había de muchos colores, y estaban puestas mas juntas, sonaban de otra manera, y si llovía dejaban de ser banderas y deshechas colgaban como hebras enmarañadas de papel... Normalmente las fiestas del Cristo comienzan o terminan con un buen chaparrón.

Fermina, la vecina que las visita de vez en cuando a las hermanas para contarles lo que otras no se atreven, irrumpió en la sala donde Margarita y Concha  jugaban a poner y quitar frases y comportamientos absurdos en la boca y en la vida de Amparo. Fermina sujetaba entre las manos una pequeña bandeja de cartón con una blonda de papel blanco que asomaba por los extremos, estaba recubierta por un papel trasparente de celofán que impedía que el azúcar de las rosquitas borrachas se derramara como nieve dulce que cae no se sabe  bien de que cielo o de que nube.

    ¡Buenos días.... buenos días! Repitió dibujando en su cara una sonrisa mitad bondadosa mitad forzada.

    ¡Buenos días Fermina!... ¡Buenos días...! Contestó Concha sin mirarla  mientras acercaba una silla a la ventana entre abierta.

    ¡Que tempranito vienes hoy!... Madrugaste, y eso que trasnocharías porque los fuegos terminaron bien tarde... Le dijo Concha mientras se acomodaba en la silla.

    Sí, sí... bien tarde porque parece que la gente se ha acostumbrado a dejar para la última noche de rifa todos los regalos... ¡Como si no hubiesen tenido noches de rifa!


    ¿Y que tal se ha dao este año? Preguntó un tanto indiferente Margarita.

    Pues no sé, no sé... Entre semana ha estado más bien floja, mucha maceta vieja y demasiadas bandejas de dulces caseros hechos por las mujeres de los que están en la directiva de la Hermandad.

    Si, vamos como todos los años... !Que si no fuese por las mujeres de los de la Hermandad no sacarían en la rifa ni pa pipas! Dijo con tono insolente  Margarita.

    ¡Mujer!... No digas eso que también se donan otros regalos... Claro que antes se rifaban hasta borregos, gallos, parejas de gansos, de patos... cestos de nueces, de almendras y avellanas, pimientos de asar... y hasta costales de trigo. En la cara de Concha parecían dibujarse aquellos recuerdos de su infancia y juventud, hasta se emocionó cuando dijo: ¿Recuerdas?... Mama un año dio para rifar un periquito azul que era muy escandaloso y que a ella la sacaba de sus casillas....

        Tras un momento de silencio,  las mujeres se acomodaron delante de la ventana, en medio de las dos hermanas Fermina sostenía sobre sus rodillas la bandejita de rosquitas borrachas, creando en las hermanas la incertidumbre si era un regalo para ellas o lo llevaba para otra persona.

    Pues este año se dijo, y hasta se enseñó por el Internet, un cuadro pintado al oleo de la Virgen nueva... Pero al final dicen que no se ha rifao porque el Lalo, el pajarero, se mosqueó con alguien de la Hermandad y no lo ha donao. Comenzó a decir Fermina con la intención de contar a las ancianas el suceso... Todos, o casi todos los de la Hermandad sabían que había pasado algo en la ermita del Cristo cuando estaban terminando de vestir a la Virgen.

    Ufff... yo eso del Internet, y de los telefonos sin cable no lo entiendo... ¡Son armas que carga el diablo... como las escopetas! Dijo Concha dándole más importancia al anuncio por Internet que a lo sucedido.

    Ya, ya... Aquí, en el pueblo, se ha dicho que el pajarero y su amigo, su novio, o su marido... o lo que se sean... Son los que han mediado para traer la imagen de la Virgen y que han estado con los de la hermandad haciendo y deshaciendo. Han dicho que hasta uno de ellos ha sido el que la ha vestido para su bendición. Dijo Margarita claramente con la  intención de que Fermina continuara narrando la historia de lo que ya había insinuado.

    ¡La gente habla mucho!... ¿Vas a hacer caso y vas a creer lo que digan?  Dijo Concha, seguramente refiriéndose a la conversación anterior en la que Amparo era la protagonista.

    Margarita, Concha tiene razón... han sido ellos los que con la complacencia de la Hermandad han dispuesto como debía estar la Virgen para la bendición,  por elegir... hasta las flores... Rosas blancas y azucenas de  color malva. Además la estampa que repartieron en el besamano es de una foto que ellos hicieron... Desde luego, voluntad y gusto tienen y  saben crear opinión, porque intencionadamente, o no, habría que preguntárselo, le pusieron a la Virgen Santísima un lazo grande, muy grande caído sobre un lado de la saya, un lazo que no dejaba indiferente a nadie… A mí  me encantó porque le daba a la Virgen altura, y eso que es grande, y un porte y un plante distinto a la tristeza de los trajes a los que estamos acostumbrados. Claro que, como siempre, nunca llueve a gusto de todos.

    Me imagino, y más en este pueblo que no somos muy dado a acoger modas... Claro que ya la madre de uno de ellos,  la hija del pajarero, en su juventud pasaba por ser de las modernas del pueblo, de las que marcaba tendencias y ponía de moda  trajes y peinados... Así que no me extraña que le ponga a la Virgen cualquier cosa que a los demás nos parezca inusual. Pero aun así, me la imagino espectacular, como una reina, vestida para la ocasión, para su bautizo, para su bendición... ¡Ya tendrán tiempo de vestirla de luto cuando se celebre la pasión de su hijo! Además, ¿A quien en su bautizo se le viste de duelo?

    Bueno, bueno... ¿Y por qué el enfado de estos dos? Pregunto Margarita.

    Pues según ha contado uno, a alguien en La Cantamora, todo ha sido debido a un desprecio y una desconsideración hacia ellos por parte de la Hermandad.

    Bueno, bueno... ¿Pero que se han creído estos dos... Que van a venir al pueblo a cambiar nuestra manera de hacer las cosas y encima hay que rendirlos pleitesía?... ¡Hasta ahí podíamos llegas! Dijo enfadada Concha.

    Que no, mujer, que no... Que ellos no o hacen con esa intención, que están siempre dispuestos para cualquier colaboración y regalan su tiempo... su experiencia y yo creo que a veces hasta sus dineros, para que se hagan cosas nuevas, o mejorar las que hay... Habrá que tener cierta consideración,  digo yo.  Y si no... Pues no haber contado con ellos, o haberles dicho con claridad: ¡ ea... muchas gracias por vuestra colaboración y hasta otra!... Pero no ha sido así,porque en el tema de la Virgen se ha contado con ellos para todo.

    ! Bueno, pero sigo sin enterarme el porqué del enfado!

    Verás... Te cuento lo que yo sé, que lo mismo hay más, o es de otra manera… A saber… porque como lo exageramos todo o le damos la vuelta…  A saber: resulta que el que hace las fotos las tiene de todos los acontecimientos que se han ido produciendo relacionado con la Virgen, tiene fotos de cuando la enseñaron a la Junta de la Hermandad por primera vez, de cuando fue una representación a Córdoba a verla, de cuando ha venido al pueblo, de cómo se le han ido haciendo la ropa, de cuando se ha elegido la estampa, de cómo se ha vestido y como se estaba poniendo para el día de su bendición... Le quedaba por hacer, precisamente, las de la bendición, y con todas pensaba hacer un álbum y regalárselo a la Hermandad para que tuvieran un reportaje de todo el proceso, una especie de historia de la llegada de la Virgen al pueblo. Pero en esto una de la Hermandad, después de estar todos de acuerdo de que no entraba nadie mientras se vestía y se ponía la Virgen en su sitio para la bendición, casi terminado todo esto, deja entrar a uno del pueblo con su cámara para hacerle fotos, que según ella dijo era un reportaje particular y privado y que ella lo había autorizado porque era amigo suyo. Fue entonces cuando el pajarero se enfada y dice que no está de acuerdo. Y es que, al parecer, con ese vecino ha tenido ya sus más y sus menos, porque le ha criticado mucho y ha llegado hasta sus oídos, así que le tiene dos dedos de interés. Lo cierto es que los dos “artistas” se marcharon muy disgustados. !Menos mal que todo estaba terminado!... y el vecino invitado, como un gran retratista, se quedó para hacer un reportaje exclusivo del evento, a hacer él las fotos del trabajo que los otros dos habían hecho.

    ! Que poca consideración!

    El pajarero, cogió tal cabrero que incluso le dijo al Hermano Mayor que no asistiría a la bendición. Al final si fue  porque su amigo, su marido o lo que le sea y el Hermano Mayor lo convencieron... Las aguas volvieron a su cauce a pesar de que allí estaba el susodicho aprendiz de fotógrafo haciendo gala de su exclusividad, pero la tranquilidad duró poco, si, si. si.... hasta el día siguiente cuando ve que el reportaje privado y personal, según la de la hermandad, aparece en Internet, y a la vez unos comentarios maliciosos, veladamente dirigidos a él que le causan tal estupor y tal malestar porque parecen mofarse de él… como por ejemplo: Decía Francisco de Quevedo "Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir". Refiriéndose a la donación del cuadro que después no se rifó, o en cuanto al discusión en la ermita: "Lo único capaz de consolar a un hombre por las estupideces que hace, es el orgullo que le proporciona hacerlas".

    ¿Lo ves?... Los ordenadores... ¡Como una escopeta carga por el diablo!

    El pajarero, se siente engañado y explota como cualquiera... y decide lo que decide... que no quiere tener relaciones de ningún tipo con la Hermandad del Cristo, incluida la rifa del cuadro de la Virgen. Lo que más le duele de todo, es que le mintieran y encima lo hicieran delante del Cristo y de la Virgen... Él, que dicen que es muy escrupuloso con estos temas de iglesia,  pensó que esa manera de obrar no es digna ni cristiana y que se retiraba llevándose intactos su amor y su devoción por el Cristo y la Virgen. Y no es de extrañar este comportamiento cuando casi todos  los de la hermandad, incluidas esposas, habían presenciado y escuchado  la discusión, o al menos sabían que había pasado algo, y en vez de preguntar y actuar en consecuencia,  guardasen  silencio como si no fuese con ellos el tema.

    ¡Por Dios!... Si es que esta gente que “son como son“.... Son tan... Tan... Sentimentales que todo les duele y a todo les dan tata importancia... Dijo Concha complacida.

    Si, si... Pero eso se lo hacen a uno del pueblo “que no sea como ellos son” y terminan a puñetazos dentro de la iglesia... ¡Nos conoceremos! Contestó Margarita.

    Si es que en este pueblo... Ya se sabe...

Tras la conversación se hizo un silencio como el que se hace para reflexionar antes de confesar los pecados,  las tres mujeres se miraron indicándose sin hablar que aquellos acontecimientos les daba igual, que lo realmente importante es que la Virgen fue bendecida y que los comentarios de unos y de otro terminaran como las rosquitas borrachas, que permanecían en las rodillas de Fermina, envueltas en un papel trasparente que impide que el azúcar sea nieve dulce por el suelo, o siendo manjar de paladares sucios y de frases  de otros puestas al servicio de envidiosas intenciones.

    Bueno  ya me marcho, que voy a llevar esta bandejita de rosquitas borrachas  a  la Antonia, a ver si se le endulza un poco el semblante.

    Bueno pues adiós mujer... Muchas gracias por el ratito de conversación. Dijo Concha sin apartar los ojos de la bandeja de dulces.

    Cuando vuelvas, tráenos una foto de la Virgen, que me han comentado que venden unas muy bonitas porque se ve al Cristo dentro del aro de estrellas que la corona, y si se le ve el lazo mejor que mejor, porque así podremos opinar con  propiedad y no con imaginaciones.


Como de costumbre las tres mujeres se despidieron con un sutil beso en las mejillas, Fermina volvió a poner la silla junto a la mesa y, sin hacer ruido, cerró la puerta de la sala. Las dos ancianas continuaron mirando el movimiento nervioso de las banderitas de la plaza. El cielo gris era un presagio de agua.

(continuará)