miércoles, 19 de agosto de 2009

NOS PROHIBEN LOS BESOS.... como medida de prevención...

¿Hay algo en la vida que nos aporte más matices interiores que el dar o recibir un beso?. Esta es la pregunta que se hizo un día el poeta Luis Cernuda. Y es que el beso siempre nos regala y nos reclama una necesidad que debemos cumplirla con la boca, y si es sincero, con ausencia de frialdades racionalistas, con el alma, con el espíritu y la puntita de la aguja de la ilusión. Besar otra mano, otra cara, otros labios... es lo que nos hace sentir cañonazos de fuegos artificiales y de motivaciones que nos prepara para el amor.

La certeza de que un beso siempre es principio de una dulce pasión, que es la parte humana donde el sentimiento queda a flor de piel y cada matiz se reproduce en miles de ilusiones que tienen como fondo común la ilusión, la esperanza, el entusiasmo... el agradecimiento, el consuelo... porque con el beso estamos presentándonos como seres cercanos, amables ya sea dentro o fuera, a compás o des compás, del flujo amoroso. La firmeza de un beso es el espacio sobrenatural que siempre nos concilia con otros.

Tanto el beso a una madre, a un hijo o a una persona a la cual amamos profundamente, es un acceso, un camino, una invitación para que se nos unan, o unirnos, a una causa común, es una apuesta que surge siempre de lo hondo y profundo de nuestro sentimiento. Al besarnos somos capaces de amarnos envolviéndonos en el sutil celofán de la audacia que hace posible que podamos olvidarnos, mientras dura el beso, de todo lo demás y hacernos sentir, al menos por un segundo. fuera de este mundo de apariencias. Y es que quizás, todo beso verdadero es siempre la música necesaria que hace posible el nacimiento de los sueño...


Un beso contagioso de ternura, felicidad e ilusiones para todos.