martes, 16 de octubre de 2012

EL AGUA QUE VIENE




Aún no han soltado las aguas. Están atadas con cuerdas de aire al viento que dejan tras de sí las nubes mas altas. Nubes rojas de contener tanto tiempo la respiración, por la desesperación por la espera en el parto eterno a la que están sometidas... Nubes, las madres del agua que se retuercen en el silencio azul con el que se pinta el cielo. Mudas de dolor, afónicas por gritar en las tormentas, por resbalar entre relámpagos de luz.
Aún no han soltado las aguas. Mi mano empuña la antorcha, lámpara que ilumina hasta el infinito que oculta donde se guardan los recuerdos... Me siento pequeño, torpe como el niño dibujando estrellitas de cinco puntas y barquitos de papel que se hunden en los océanos donde caracolas con olor es dulce son capturadas por redes de serpentinas de papel de plata.

Aún no han soltado las aguas, ni tampoco los vientos. El paisaje de detrás del horizonte continua oliendo a madreselva, a yerba buena, a flor de té, a silencio y a vacío inmenso... El cielo extiende sus brazos, azul sobre azul, malva encima de otro malva, ángeles con caras de niñas adolescentes... Pececitos de plata que vienen volando desde la luna, desde la casa del viento desde los castillos del aire... desde los naipes dónde la reina no es la de la moneda de oro sino la que empuña la espada.

¿Tiene aún los ojos cerrados?

La tarde todavía no ha cerrado ni sus puertas ni sus ventanas, y sin embargo, ya está oscuro, el aire, los rincones donde se esconde, su hermano mayor, el viento gritando que quiere apagar mi antorcha, la luz de mi lámpara. Hoy salieron del altillo del armario los pañuelos y las bufandas del año pasado, las que Papá Noé en un descuido dejó sin envolver a los pies de la cama. Hoy salieron del armario los guantes de cinco dedos, el jersey rojo con rayitas blancas, el marrón que tiene pelotillas en las mangas... Por salir, salió hasta el pijama de franela,ese que te queda largo de pierna y de manga y tiene unos cuadros que imitan a la pata de gallo...Kikirikí de pijama.

Aún no han soltado las aguas...Yo sigo esperando, y el aire aguada al viento... Nos hacemos compaña... dulce compañía, no me desampare ni de noche ni de día...
Dudo si cerrar las puertas y dejar solo abiertas mis ventanas...

La rosa de los vientos llega invisible y me habla, me cuenta, al oído, los secretos de las nubes y el motivo porque tarda tanto el agua... Silencio, silencio... me prohíbe contarlo, me tapa la boca... Silencio, ayo mira hacia otro lado... Las nubes siguen de parto y gritan cada vez más alto.


Un arcángel mentiroso, porque siendo varón va disfrazado de muchacha, me anuncia que las brújulas del cielo indican la dirección de donde llega, hasta la veleta de la torre, el soplo de quien, de par en par, abrirás mis puertas y cerrará las ventanas por donde me asomo para darle la bienvenida al agua.
Se escucha un rumor inmenso y silencioso, un rugido, notas, las mas graves de las trompetas del tiempo... ¡Ya!... Ya han parido las nubes y viene el agua.