domingo, 16 de agosto de 2020

REFLEXION DESDE EL MIEDO SOBRE EL MIEDO


Días y más días, semanas, varios meses, demasiado tiempo escuchando como la muerte gana terreno a la vida, como respirar es cada vez mas caro y mas difícil aunque el aire es -aún- gratis. Yo me niego a decir ciertas palabras, sobre todos esas que aún no han aprobado los doctores de las letras, aunque los otros doctores, los de la salud, se empeñen -telediario a telediario- a imponer... Ya no son palabras simples ahora son tan complejas que las forman letras y números. Otras veces, al buscarle sustitutas o querer reemplazarlas por sinónimos nos topamos con palabras que suenan a palabrotas, y de bacilo, microbio, germen, virus...  pasamos a pandemia, epidemia, peste, contagio, plaga...azote, avalancha... en definitiva enfermedad, sufrimiento, miedo, hospital, UCI... muerte.

Semanas observando como en el cielo las nubes se retuercen -no de agua ni de color- de tanta incertidumbre. Son nubes que no entienden de mascarillas ni de vacunas, que solo saben que son lo que son... nubes. Así debíamos ser las personas... personas. Personas que dejan que el tiempo pase, que la naturaleza cumpla su ciclo, que la piel termine acartonándose aún con los metujes que venden en frascos de cristal y que prometen la juventud eterna. Personas que aman a otras personas, que quieren o sienten respeto por el vecino. Personas que no saben que son ni para que sirven los tubos de ensayo, ni las cánulas, ni las probetas. Y aún menos de esas combinaciones de  formulas asesinas de vida y muerte.

Meses presintiendo que entre nosotros hay ángeles que no saben que son ángeles y, por supuesto, desconocen el don de la eternidad con el que fueron creados.

Meses, quizás mejor años, interpretando eso de "las siete plagas" con las se castigó a los hijos de Dios cuando, también por voluntad del mismo Dios, eran esclavos de una raza superior. Moisés y su báculo mágico son en nuestros días un ministro y su ayudante a los que pronosticar sobre la vida y la muerte les viene tan grande como al humano jugar a ser ángel.


Dejare que pasen más días, mas semanas y hasta más meses antes de escribir nuevamente sobre esa palabra de letras y número y que alguien -algunos- queriendo ser Dios, pronunciaron para que fuese incluida en las enciclopedias, en los diccionarios y hasta en el lenguaje de nuestros niños. Pena. En ocasiones sueño con ser ángel aunque nunca sepa que lo soy y que el don de la eternidad no es más que sentirte parte de algo -o de alguien- mas grande.

Cuidaros. Yo lo intento, pero tengo mucho miedo.