jueves, 10 de junio de 2021

SOÑEMOS QUE SOÑAMOS

 

Mi silencio se ha hecho profundo, se han apagado las luces. 

No hay olor conocido, ni grato ni indeseable que nuble mi quietud. No peso, es como flotar en la tilde de algunas palabras, es una ausencia consentida y agradable . Tampoco hace frío o calor. No, no estoy fumado ni por mis venas circulan venenos misteriosos. Es un estar -sin más- donde presientes como los recuerdos se marchan y marchitan con lentitud. Primero los nuevos, después los viejos… todos terminan por desaparecer. 

El tiempo ha dejado de fluir, se ha secado el manantial de las horas y los minutos han dejado de existir, ya no miden, ni ordenan ni juegan al pasado, presente y futuro. Las dimensiones se han escondido en sí mismas, es como si todo el espacio -el conocido y el desconocido- se hubiesen citado en un punto y en un segundo concreto. 


El universo, mi universo, parece convertido en un cohete de feria, en un castillo de fuegos de artificio donde siempre hay un petardo que se resiste a estallar y hacerse luz y sonido. Tras este colapso, tan mío como mi nombre, se abre la libertad absoluta de la existencia, sin normas, sin límites, sin orillas, que presiente como un gran calma y un sosiego inmenso precede a la sensación de angustia y aniquilación que me hace, sin desearlo, sentir dentro de mi el apagón sensorial que precede al sueño. La conciencia, la mía, se disipa en el infinito y vuela en él en la más espléndida expresión de libertad. 

Comienzan los sueños.

¿Me permites que comience contigo?

Será un sueño de algodón de azúcar, de nube de caramelo o carámbano de miel. Será un sueño donde doncellas recién preñadas dan a luz a los hijos de la luz, para que así las sombras solo existan de nombre.

¿Me dejas rozar tu piel con la mía, o la mía con la tuya?… sí, sí… en esta caso el orden de factores si altera al producto. ¿Me dejas?

Presiente como el leve tacto de tus dedos sobre mi piel o el levísimo roce de mi piel sobre tus dedos es capaz de provocar al volcán interior de nuestros secretos inquietos.

¿Me dejas coser en el bajo de tu camisa un corazón de hojas de parras y uvas de vino dulce?

No hay nada, nada en medio de la nada… solo la luna serena en cuarto menguante hace que me sienta “algo” en medio de la nada de tus sueños.

Soñemos que soñamos... 

... Y en la palma de las manos las líneas de la vida, del futuro y la fortuna serán los límites entre el bien y el mal, la gracia y el pecado, lo malo y lo bueno... la luz y lo oscuro, la vida y los sueños.