sábado, 25 de junio de 2022

DIA DEL CORPUS CRISTI, O DIA DE SEÑOR. Mi oración y mis recuerdos.

Oración: 

Deja que amanezca. Permite a sol cruzar radiante sus propios equinoccios y deshacerse en luz entre las sombras,  que tus ángeles vuelen vestidos de niñas, y que las niñas también puedan ser y sentirse ángeles. No detengas a las oraciones que te suplican vida, déjalas llegas hasta tus oídos de Padre y siéntete compasivo como el humano que al principio de la vida creaste con tierra y agua. Nos hemos olvidado que fuimos barro en tus manos, que nuestra vida procede de tu aliento y que nuestra alma no es más (ni menos) que tu recuerdo.

Miro al cielo. Solo azul sobre azul o nube encima de nube y sobre todo Tú. Juego a imaginarte, y con la intención de no pecar u ofenderte detengo mi juego, mi pensamiento, mi intuición, mi emoción y hasta mi vida a la orilla de tu contorno infinito, de tu límite sin límites. Juego, no, no juego... Te rezo. Te reconozco como el hijo lo hace con su padre aunque lleven años separados. Como una golondrina viajera reconoce su nido cuando vuelve a él. 

Sí, solo azul sobre azul o nube encima de nube coronando tu tiempo,  su levedad que se hace eterna en nuestros corazón. Corazones tendidos al sol, tu sol, sintiendo el fuego -que no  quema- del amor que nos enseñaste.

Hoy mi esfuerzo se hace alfombra de serrín coloreado para que tu aliento la deshaga a Tu paso, para que Tu presencia y Tu gloria sienta mi silencio y el de los que han madrugado y preparar tu la salida y entrada triunfante en Tu casa. Con tu paso dejamos de sentirnos huérfanos, menos abandonados... En realidad eso es solo una suposición que justifica nuestro alejamiento de Ti. Como buen Padre,  no abandonas a tus hijos por muy lejos que nos sintamos. Alfombras de serrín a falta de trompetas, cítaras y arpas... Y flores colgando de pérgolas y torres que se elevan sobre el humo de incensarios en ascuas y los sonidos del tiempo, de los siglos por los siglos. Que a tu paso puedas sentir el leve susurro de oraciones y el pulso de nuestros corazones vibrando en el pecho con la esperanza de poder llamarte Padre y sentirte que nos une un mismo destino: tu gloria por siempre.

Padre infinito y eterno para Ti que todo posible, haz brotar sangre blanca de quienes de tanto blasfemar contra Ti y su prójimo la tienen tan roja como el alma de la granada.

Deja que amanezca en nuestros corazones. 
Amén.



Recuerdos:

    - ¡Manuel levanta que ya son las cinco!

    - ¡Manuel... coño Manuel! La estrella de la mañana ya esta encima de la casa de Paco Sopa... ¡Levanta ya!... O llegaremos a la senara cuando el sol queme el aire!

   En "La Castellana" tierras de señorito de alto abolengo, la mañana parece que llega antes que los segadores. Las espigas de cebada se mecen entre las lindes, las de trigo ya esta en aces listas para convertirse en parva de paja y grano. El trillo a la espera de ser enganchado a la collera de mulas que incansables giraran y giraran dentro colchón que de tantas espigas es la alegría del señorito... pero mas del jornalero porque por su hoz y su manos han pasado todas cantando antiguos boleros, jotas, pasodobles y hasta algún fandango... Canciones en la memoria de segador jornalero. En otras ocasiones son conversaciones las que hacen que el tiempo deje de ser amapola roja.

    Trigo para el pan de cada día, trigo para que en la misa se haga cuerpo, carne, presencia y justicia de Dios. 

     ¡Manuel acerca el cántaro que tengo sed!

      Y Manuel obedece a su padre, dando saltos entre las espigas corre hasta la linde donde dejaron el aparejo. A la sombra, debajo de la manta, el cántaro destila humedad fresca que al cogerlo se pega a las manos. El frescor del agua brota por su boca redonda,  boca de barro, boca de aire, boca de sed del segador cansado y sediento. Pañuelo anudado en la cabeza y sobre el sombrero de paja.

     Grano de trigo que la tierra y el agua multiplican por cien, que la piedra del molino -sin compasión alguna- machaca y lo hace harina blanca y su piel morena salvado.

    Es el alimento de cada día,  trigo que alimenta el cuerpo, es el pan de la misa, la bendición de Dios que alimenta el alma.  De la panadería de Eustaquio salen llamas, el horno arde, el pan se cuece dentro, se dora la corteza y el migajón queda blanco como la hostia bendecida en la consagración.   

  - ¡Manuel levanta que ya son las cinco!

    - ¡Manuel... coño Manuel! La estrella de la mañana ya esta encima del molino de Casaquilla... ¡Levanta ya!... O llegaremos a la viña cuando el dulce de la uva emborrache al sol!

    Por Matanegra y el Raposo la luz se hace mañana entre racimos de uvas y pámpanos que la atan a los primeros rayos de sol.  Manuel y su padre llegan por el camino paralelo a la vía del tren. Vienen despacio, sin hablar, presintiendo la consagración del vino de los racimos de uva que van a cortar.  A lo lejos las cepas parecen un ejercito de uniformes verdes, batallones dispuestos para  la guerra, en perfecta formación. Las cepas se retuercen en sus troncos intentado esconder entre sus hojas las uvas que se apelotonan unas contra otras y se hacen racimos. Del amargor de sus hojas y el dulce de su agua esta orgullosa la tierra colorá que los alimenta y el sudor del viñador que las ha cuidado antes de arrebatarle el tesoro bendecido de su esencia.

    ¡Bendita sea el alma de la uva y el agua  que convertiste en vino en las Bodas de Canaán,  y que en la consagración de la misa se hace sangre de Tu Hijo. 

  En el carro de "El Pajarero" llega la harina hasta el horno para que las manos del panadero dé forma y el fuego lo haga pan. En el mismo carro llegan los barriles de vino a la suave oscuridad de la bodega que le dará fragancia y sabor.

   ¡¡ Bendito sean por siempre Tu pan y Tu vino Señor !!

    ......


(fotos: de la celebración del Corpus 2022 en Villaharta, y de mi familia en días de la siega)