viernes, 26 de mayo de 2023

¡¡ DIOS SABRÁ PORQUÉ !!

     Van andando las nubes entre el azul del cielo y el invisible aire. Más que andar vuelan, se derraman entre grises de humo y blancos tan puros como el alma de los ángeles. Desde arriba, desde el cielo, todo tiene que verse distinto... lo mismo los buenos no son tan buenos ni los malos son tan malos... ¡Dios sabrá porqué!.

       Lo cierto, que en el cielo puede que no sea tan cierto,  es que en el edén azul habrá verdades que se confundan con mentiras y al contrario. Solo hay que soñar y comprobar que en lo que soñamos hay parte de verdad y parte de una absurda fantasía que casi nunca llegamos a comprender,  la interpretamos pero siempre se queda en una suposición que raya en el disparate y lo ilógico. Las nubes, esas que navegan y juegan a emborronar la cara de la luna, no tienen ese problema, son y se sienten nubes,  no como los humanos que siempre aspiramos o pretendemos ser dioses, aunque a sabiendas que nos quedamos en ser dioses de mentirijilla. ¡Dios sabrá porqué!. 

    Eso de subir, de ganar altura, de sentir el aire en la cara, de creerte halcón peregrino, águila real  o simplemente golondrina está muy de moda. En casi todas las series de Netflix salen ángeles buenos luchando contra demonios malos...¿o es al revés?... Es como si lo divino estuviera presente en nuestras vida -en lo cotidiano- a todas horas. Tanta belleza aburre y tanta fealdad desilusiona. ¡Dios sabrá  porqué!.

    Supongo que esas nubes que van perdiendo su forma, deshilachándose a cada segundo, deben ser como su creador, que, con los años, los siglos y los milenios  ha cambiado de forma, de nombre, de color, de esencia, de olor y hasta de ubicación. Del viento en las hojas de los arboles, pasó a la tierra y la fecundó, de la tierra fértil pasó al fuego, a un fuego que llamaron eterno porque surgió de la eternidad del mismo dios. Pero para apagar el fuego devorador de almas el creador hizo brotar manantiales, ríos, mares, océanos y las nubes que son, verdaderamente, las madres del agua. Hoy, en nuestra realidad, tenemos a un dios que se manifiesta de tarde en tarde,  cuando menos lo esperamos y lo mismo lo hace en medio de una guerra, de un huracán o un terremoto que en forma de vacuna, de descubrimiento o de una felicidad que nos llega sin esperarla -nunca mejor dicho- como caída del cielo. ¡Dios sabrá porqué!

Me gustaría que esa montaña rusa del anuncio en televisión de los seguros Ocaso (el sol de la tranquilidad) algún día, en una de sus subidas, llegara hasta el cielo y nos mostrara la cara del dios, mejor, de nuestro Dios... Somos tan creídos, vanidosos y acaparadores que decimos que hasta Dios es nuestro... seguro que es  solo para pedirle que "nos libre de todo mal".  La razón de la sinrazón, o al contrario, la sinrazón de la razón. Siento que la lógica y la conformidad que nos hace pensar, creer y sentir que en nuestros días hay horas de soledoso sol y horas de grises nubes no es del todo ni tan lógica, ni tan tolerante... ¡Dios sabrá porqué!.

    

Shalom.